MERCEDES BENZ LO-911
Hubo muy pocas empresas que no hayan contado con aunque sea uno de ellos en su flota. Su clásica trompa fue durante muchos años obligada integrante del paisaje de casi todas las ciudades argentinas.
Salió a la venta en 1965 con el objeto de sustituir al exitoso L-312, que revolucionó el mercado en 1953 y destronó de los primeros puestos de ventas de chasis a marcas tradicionales, como Chevrolet.
Su sucesor no le fue en zaga. También fue comercializado en grandes cantidades, pero no al extremo del L-312. Debió competir con otro producto de Mercedes Benz lanzado ese mismo año, el LO-1112, con mecánica renovada y aspecto mucho más moderno, a los que muchas empresas prefirieron por sobre el más conservador 911.
Se mantuvo en producción hasta 1974 y los últimos chasis remanentes se carrozaron en 1975. Como dato curioso, cabe destacar que muchos compradores "tradicionalistas" de Mercedes Benz solicitaban que a su nuevo chasis 1114 se le adaptara la trompa del viejo 911 la cual, según los choferes, tenía mejor visibilidad.
Este fenómeno también se registró a la inversa: hubo muchos 911 con trompa de 1112 a pedido de sus compradores. Eran relativamente fáciles de diferenciar: la trocha del tren delantero del 911, mucho más angosta, se "perdía" en la ancha trompa del 1112.
El reino del convencional duró hasta comienzos de la década de 1980, cuando comenzó su éxodo masivo. Hacia mediados de esa década en Buenos Aires ya habían comenzado a transformarse en recuerdo, aunque todavía resistían atrincherados en gran cantidad en las líneas con menores recursos del Gran Buenos Aires.
No obstante, continuaron en servicio regular durante muchos años más.
El último 911 porteño, el coche 41 de la línea 101, fue radiado de servicio a mediados de 1993. En el Gran Buenos Aires sobrevivieron dos en la línea provincial 288, con base en Moreno. Por lo menos uno de ellos, interno 219, llegó al mes de marzo de 2000 en servicio activo.
Con él se extinguió una noble raza de colectivos, de buenos fierros, que muchos viejos transportistas aún recuerdan con cariño.
Salió a la venta en 1965 con el objeto de sustituir al exitoso L-312, que revolucionó el mercado en 1953 y destronó de los primeros puestos de ventas de chasis a marcas tradicionales, como Chevrolet.
Su sucesor no le fue en zaga. También fue comercializado en grandes cantidades, pero no al extremo del L-312. Debió competir con otro producto de Mercedes Benz lanzado ese mismo año, el LO-1112, con mecánica renovada y aspecto mucho más moderno, a los que muchas empresas prefirieron por sobre el más conservador 911.
Se mantuvo en producción hasta 1974 y los últimos chasis remanentes se carrozaron en 1975. Como dato curioso, cabe destacar que muchos compradores "tradicionalistas" de Mercedes Benz solicitaban que a su nuevo chasis 1114 se le adaptara la trompa del viejo 911 la cual, según los choferes, tenía mejor visibilidad.
Este fenómeno también se registró a la inversa: hubo muchos 911 con trompa de 1112 a pedido de sus compradores. Eran relativamente fáciles de diferenciar: la trocha del tren delantero del 911, mucho más angosta, se "perdía" en la ancha trompa del 1112.
El reino del convencional duró hasta comienzos de la década de 1980, cuando comenzó su éxodo masivo. Hacia mediados de esa década en Buenos Aires ya habían comenzado a transformarse en recuerdo, aunque todavía resistían atrincherados en gran cantidad en las líneas con menores recursos del Gran Buenos Aires.
No obstante, continuaron en servicio regular durante muchos años más.
El último 911 porteño, el coche 41 de la línea 101, fue radiado de servicio a mediados de 1993. En el Gran Buenos Aires sobrevivieron dos en la línea provincial 288, con base en Moreno. Por lo menos uno de ellos, interno 219, llegó al mes de marzo de 2000 en servicio activo.
Con él se extinguió una noble raza de colectivos, de buenos fierros, que muchos viejos transportistas aún recuerdan con cariño.
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